Es evidente que sin aumentos improvisados de impuestos o recurrir a otra moratoria, no se podrá hacer el presupuesto.

¿Es tiempo de modificar esos números? Creemos que sí, porque este país no merece vivir una fantasía numérica que dista mucho de la realidad recaudatoria.

Tampoco merecen las autoridades verse forzadas a buscar justificaciones de porqué esa fantasía no se vuelve realidad.

Como consecuencia tendremos que modificar por enésima vez el tope del déficit fiscal (vea noticia).  Esto será doloroso pero nos llevará a la catarsis que necesitamos.  

Lo primero en esta catarsis es saber quién calculó el presupuesto. Esa es una incógnita sin respuesta luego que “inteligentes del sector privado” desmantelaron el departamento de estudios tributarios, quien otrora calculaba estos números.

Lo segundo en esta catarsis es saber por qué el PIB crece pero nuestra recaudación no (vea noticia).  Publio Cortés ha dicho que la responsable es la incapacidad en que Cucalón dejó a la DGI (vea noticia).  Aunque creemos que esto es cierto, también creemos en que nuestro PIB crece en sectores generosamente exonerados, como el de logística, construcción y turismo.  También muchos beneficiarios de este crecimiento están siendo desgravados con tratados tributarios recientemente firmados. ¿Al haber desmantelado el departamento de estudios tributarios, sabe el MEF cuánto nos cuestan estas exoneraciones?

Lo tercero de esta catarsis es entender por qué en este país todo toma años y años. Cucalón prometió un nuevo etax y luego de 2 años nunca realizó ese proyecto (vea noticia). Publio Cortés puso anuncios a principios de 2015 para contratación de personal y nadie, que sepamos, ha sido contratado aún. 

Luego de esta catarsis, esperamos que nuestro país tenga un presupuesto real y deje de improvisar reformas o moratorias.

(Lea editorial anterior).